PEDERNALES ▮ Resurgieron de entre los escombros

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Fabiana y su familia lo perdieron todo aquel fatídico 16 A.

El reloj marcaba las 18H30 de aquel 16 de abril del 2016, Fabiana Martínez llegaba a su casa en Pedernales, pues se encontraba en Quito haciendo una especialización. Se sentía cansada y exhausta, pero feliz del deber cumplido. 

Para completar esa felicidad, Fabiana se dirigió hacia su escuela, la Unidad Educativa Particular Mixta Inmaculada María Auxiliadora, ubicada en el centro de Pedernales, pues estaban pintando las aulas y acondicionando todo para el tan anhelado nuevo año lectivo que iniciaría en los próximos 15 días. 

Sin embargo, el día previsto, nunca llegó. Así como nadie se esperaba un terremoto, Fabiana tampoco. Así como tampoco esperaba que ese preciso día, donde vio sus aulas pintadas y sus instalaciones casi listas para recibir a sus estudiantes, ocurriera lo peor, su escuela quedó en nada. 

Ese 16 de abril que a las 18h30 era el causante de una de sus más grandes sonrisas, que le estaba regalando felicidad y tranquilidad al ver su escuela en perfectas condiciones, minutos después se convirtió en el peor momento de su vida, a las 18h58 se apagaron las ilusiones y las sonrisas de Fabiana. 

La escuela que desde 1996 le abrió las puertas como estudiante y en el 2016 como una de sus principales directivos, quedó totalmente derrumbada y en escombros. Pagó las consecuencias de estar en la tan temida zona 0. 

Tragedia 

Ese día fue uno de los más difíciles para Fabiana y su familia. Comenta que aún lo recuerda y cada que lo hace, tocan una parte muy sensible de ella, muy sensible. 

“Lo que yo vi después del terremoto fue muy triste, eran escenas como sacadas de una película de terror; escuchar a gente gritando, ver a tus vecinos heridos, personas pidiendo ayuda, enterarnos que muchos de nuestros amigos ya no estaban o no los encontraban… todo fue muy difícil”. 

Menos de un minuto bastó para que Fabiana y su familia se quedaran sin nada, todo su capital estaba invertido en la escuela, no había nada que se pudiera rescatar, todo estaba destrozado. 

“Acabó la Unidad Educativa María Auxiliadora, no va más” se decía Fabiana, pero muy en el fondo de su corazón o muy encima, estaba la fe, la fe que no daba espacio para los fracasos y que le recordaba a Fabiana que mejores días vendrían. 

Así fue como tomaron la firme decisión de volverla abrir y montar una escuela provisional, pero esta vez en una finca ubicada en Chiquimblito, a 5 kilómetros del centro de Pedernales. 

Claramente las condiciones e instalaciones no eran las mismas, pero las ganas y el entusiasmo eran aún más fuertes y con eso bastaba para salir adelante con el proyecto que inició nuevamente con 160 estudiantes y 15 docentes, con aulas hechas de caña, sin puertas ni ventanas. 

Con 14 salones de caña, 2 laboratorios de informática hechos con cemento y pleibo, con el compromiso y la convicción de educar y enseñar con el corazón, Fabiana les dijo a sus estudiantes ¡Bienvenidos a casa otra vez! 

La intención en ese momento tan difícil iba más allá de beneficiarse económicamente, era mantener la escuela y no dejar morir el legado que con tanto sacrificio y dedicación habían construido y que ya tiene más de 20 años de vida. 

Otro negocio 

Siempre se dice que de las peores circunstancias y de los momentos críticos surgen las mejores ideas, las más creativas. 

Fabiana se abrió paso a un nuevo mundo, no muy lejano al de la educación, aprovechó su habilidad de crear cosas con las manos y se dedicó a las decoraciones en sus tiempos libres, en los que no estaba de profesora en su escuela. 

Aquella idea que en su momento fue una simple ayuda económica para la familia, hoy se ha convertido en una gran empresa de eventos sociales y corporativos, muy reconocida por cierto, no solo en Pedernales, sino también en otras ciudades del país. Gracias a esta labor, Fabiana cuenta que pudo pagar los compromisos y deudas que tenían. 

Se muestra agradecida con sus clientes porque a pesar de no tener un local fijo y no tener publicidad, el crecimiento imparable de Isabella Eventos ha sido esencialmente por recomendaciones de los usuarios. 

Enseñanzas del 16A 

De la tragedia Fabiana aprendió a no darse por vencida, entendió que la vida es ahora, que un día puedes tener todo organizado y de un momento a otro, simplemente ya no tienes nada y toca empezar de 0. 

Aprendió que no se pueden evitar las circunstancias o adversidades, pero sí se puede afrontar la vida con garra y con más ganas después de un momento difícil. La fe, esa es la palabra más importante para Fabiana y la esperanza, la esperanza su mejor complemento. 

Hubo momentos donde la desesperación reinaba, la angustia se asomaba, las emociones negativas afloraban y la derrota casi casi que se respiraba en la nuca. 

Las promesas de ayuda para montar nuevamente la escuela iban y venían, eran palabras que ya sonaban como una canción, pero no eran nada más. Ilusiones rotas, ilusiones caídas que calaban, calaban muy hondo. 

Pero no, no hay paso para la derrota ni tampoco para el fracaso en la vida de Fabiana, al contrario, hay oportunidades que aprovechar, desafíos que enfrentar, retos y sueños por cumplir y una vida que luchar. 

Entendió que la ayuda viene de quien menos lo esperas, que no hay mejor forma de enseñar que con el ejemplo, que para levantarte no dependes de nadie más que de ti mismo y que, para poder lograr tus metas, debes ir por ellas. 

Para Fabiana el proceso no ha sido fácil, luego de cinco años de aquel fatídico 16A, ha logrado salir adelante, reactivarse y resurgir como el ave fénix no desde las cenizas, pero sí de los escombros. 

Con esfuerzo, sacrificio y dedicación levantó nuevamente su escuela en el centro de Pedernales, está a la espera de aquel 7 de mayo de 2021, día en que inaugurará sus instalaciones, anhela con ansias el regreso de sus estudiantes y poder decirles por segunda ocasión ¡Bienvenidos a casa otra vez! 

Autor de esta crónica periodística Jessica Mendieta 

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