MANTA | Sentenciado a tres años por violencia psicológica contra la mujer

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Decisión unánime de tres jueces crea un precedente auténtico en la jurisprudencia del país

El pasado 1 de octubre del presente año, el Tribunal de Garantías Penales de Manta (TGPM), empezó a sentar un precedente histórico que se encamina a generar jurisprudencia en Ecuador.

Por decisión unánime, tres jueces (dos hombres y una mujer), impusieron la pena máxima (tres años) de privación de la libertad al ciudadano JE, por violencia psicológica contra la mujer o miembros del núcleo familiar.

La sentencia es a favor de la ciudadana ecuatoriana MJ y la tipifica el segundo inciso del Artículo 157 del Código Orgánico Integral Penal (COIP).

El caso “MJ” como se lo conoce entre los y las activistas en defensa de los derechos de la mujer, marca un antes y un después en las sentencias donde la violencia psicológica desencadena en daños a la salud mental. Todo derivado del maltrato cotidiano al que fue expuesta MJ, desde que conoció a su agresor en febrero de 2017.

Este falló judicial en primera instancia, tiene fundamentalmente cuatro protagonistas; la familia y tres mujeres vinculadas al ejercicio del derecho en Manta, Manabí costa de Ecuador. Se trata de la fiscal, la perito psicóloga y la abogada patrocinadora del caso.

MJ, 32 años, conoce a JE en Guayaquil ciudad donde residía antes que empiece el proceso judicial. La joven había pasado por una separación de un compromiso anterior donde tuvo gemelas.

Es cuando JE de 62 años de edad, la enamora y la invita a vivir juntos en febrero de 2017.


Al principio, cuenta MJ, en su testimonio ante las autoridades judiciales todo estaba bien, se podría decir que la relación hasta era normal.

Pero poco a poco la conducta del sujeto empezó a cambiar. Gritos con frases, estás muy gorda, eres fea entre otros se volvieron cotidianas.

JE prosiguió con sus maltratos verbales y hasta físicos. Antes de unirse MJ con quien terminaría siendo su agresor, era económicamente activa. Trabajaba en un emprendimiento relacionado a la pastelería.

Pero toda acción de trabajo fue bloqueada por JE y MJ quedó confinada al interior de la vivienda ubicada en un conjunto residencial de Guayaquil.

En esa propiedad además vivía una familia corta que realizaba trabajos de servicio doméstico y mantenimiento.

El maltrato siguió siendo recurrente, las agresiones verbales y físicas no paraban incluso después que dio a luz a la hija de ambos. Frente a la escalada de ataques psicológicos, MJ pide ayuda a un familiar que vive en Manta. Esté le dice que salga de la casa de Guayaquil y se traslade a Manta donde reside desde entonces.

La conducta de un agresor con violencia psicológica

Tradicionalmente, la violencia psicológica ha sido considerada como un tipo de violencia “invisible”, ya que no se expresa a través de agresiones físicas.

Es un hecho admitido que el maltrato psicológico, en sentido estricto, implica siempre conductas dirigidas a causar un daño en la víctima de muy difícil prueba porque, al no tratarse de menoscabos o lesiones físicas, no quedan huellas visibles en la mujer maltratada.

Según estudios de investigación de los psicólogos y expertos españoles Vicente Magro Servet, Carmelo Hernández y José Pablo Cuellar.

Sin embargo, estos psicólogos añaden que esto produce en las mujeres afectadas, consecuencias que han permanecido prácticamente desapercibidas.

Tanto es así, que hace veinticinco años, aproximadamente, se consideraba muy difícil de trascender y objetivar la fundamental cuestión de la prueba de las conductas implicadas en la violencia psicológica perpetrada en el ámbito de las relaciones de pareja.

El caso M.J ha provocado el rechazo de la opinión pública a estas clases de agresiones hacia la mujer y además alertan sobre la atención urgente que la justicia para evitar consecuencias lamentables.


La psicóloga manabita, Melisa Lino, indica que el agresor siempre va a tener conductas inadecuadas. Es manipulador emocionalmente con sus víctimas existiendo violencias verbal y física que incluso puede llegar al femicidio.

“Las manipulaciones emocionales que aplican estas personas son muy básicas y están en nuestro diario vivir. Los agresores no solo operan en el ámbito de la palabra, sino en lo económico y son individuos expertos en diezmar la autoestima de sus víctimas, las encierran, evitan que trabajen con el pretexto que son el hombre de la casa y tienen dinero para mantenerlas” indicó Lino.

Otros insultos que entre bromas hacen estos sujetos a sus víctimas, afirma Lino son “eres gorda y obesa”.


Como identificas a un agresor psicológico
Para los profesionales y expertos psicólogos no es difícil identificar a estos violentos agresores, agrega Lino.
-Tienden a manejar su ira y problemas castigando físicamente a su víctima.
-Luego les piden disculpas, al siguiente día les lleva flores.
-Trato grotesco con sus hijos y familiares cercanos.
-Los límites que ponen a sus parejas para estar en la relación.
-Aparentan ser personas muy fuertes, pero son desconfiados.
-Insultan con amenazas de muertes y a veces llegan a cumplirlas.

Causan daños personal y familiar

Por lo general el agresor tiene un tipo de trastorno de base y este al convivir con su víctima le va causando daños irreversibles como; depresión, angustia y ansiedad.


En la parte familiar los más afectados son los hijos que van grabando en su memoria toda esa agresividad que presenciaron de su padre hacia su madre.

“Estas personas cuando crezcan van actuar de la misma manera y van a decir “mi papá así trataba a mi mamá” inconscientemente y van arrastrando este mal que debería ser arrancado de raíz “finalizo Melliza Lino.

Las organizaciones a favor de los derechos de la mujer

Los colectivos de defensa de los derechos de la mujer en Manta y el país están atentos a la ratificación de la sentencia del caso MJ.
Yenny Delgado, es directora de la fundación Río Manta y coordinadora de la Red de Atención y Prevención de la Violencia Intrafamiliar. Esta iniciativa ciudadana agrupa a 28 instituciones que velan por los derechos de la mujer y la familia.

Hay casos que por falta de apoyo familiar y hasta recursos económicos son abandonados. En otras circunstancias las afectadas no denuncian por falta de una red de apoyo.


Para Delgado, el entorno familiar es primordial para levantar denuncias y seguir con la querella.

“Como colectivo sabemos que el caso MJ ha generado jurisprudencia en el país, no es el único de estas características que termina en efectos negativos hacia las víctimas”.

La afectada tuvo la valentía de denunciar y permanecer en el proceso. La Red apoyó y la acompañó incluso con una manifestación en las calles de Manta el 8 de marzo por el día de la Mujer.

Las agresiones no paran

Entre enero y julio de este año, se han presentado en Manta aproximadamente 200 casos de violencia intrafamiliar.

El equipo multidisciplinario de Río Manta acompañó a 22 mujeres que sufrieron denuncia psicológica.

El Departamento de Violencia Intrafamiliar (Devif) de la Policía Nacional de Manabí en el 2019 registró 2.465 casos de violencia intrafamiliar. Hasta la fecha de 2020, constan 1601 casos.


El 8, 5 % corresponde a violencia física, el 91, 3 % a violencia psicológica y el 0,2 % a violencia sexual. El 19 % de los casos se registra en la zona rural y el 81 % en la zona urbana.

Texto y foto: cortesía

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