❖ MANABÍ ▮Sombrero de paja toquilla, patrimonio cultural manabita

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El Museo Nuclear Corporación Ciudad Alfaro del Ministerio de Cultura y Patrimonio y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) anunciaron el evento cultural “Sombrero de paja toquilla: tradición, identidad y futuro”.

Dicho acto tendrá lugar el martes 5 de diciembre a las 10h00, en el salón de la Democracia de este espacio cultural, en conmemoración a la manifestación cultural “Tejido tradicional del sombrero de paja toquilla ecuatoriano” inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, el 5 de diciembre de 2012.

El evento se realizará con el objetivo de promover el conocimiento y la valoración del sombrero de paja toquilla y sensibilizar sobre la necesidad de garantizar un comercio justo para los tejedores y comerciantes. El cantón Montecristi es considerado la sede del tejido fino en paja toquilla, los lugareños han realizado esta labor ancestral durante siglos.

Elaboración
Un sombrero superfino es tanto una obra de arte como un accesorio de moda, los mejores ejemplares tienen casi 1.700 fibras por centímetro cuadrado y su confección puede durar hasta 6 meses.

La elaboración de un sombrero en Montecristi es colaborativa, después de que el tejedor o la tejedora ha terminado su parte, el cuerpo del sombrero crudo pasa por las manos de un equipo de artesanos especializados; el rematador, el cortador, el apaleador y el planchador le dan la forma en los diferentes estilos: fedora, óptimo, plantación, gota de lágrima, barco, entre otros.

Antecedentes

Los sombreros de paja toquilla son exclusivamente ecuatorianos, aunque erróneamente se conocen como “sombrero Panamá”, término que ha estado en uso desde la década de 1830, cuando los sombreros a menudo se vendían en puestos comerciales del Istmo de Panamá.

El nombre fue popularizado durante la fiebre del oro en California, cuando decenas de miles de gambusinos pasaron por Panamá. Los sombreros Panamá tuvieron un mayor impacto en el imaginario popular de la Exposición de París en 1855, cuando un francés que había estado viviendo en Panamá regaló a Napoleón III un sombrero finamente tejido, su alteza lo usaba en todas partes.

Luego se volvieron accesorios de rigor en primavera y verano entre los ricos y famosos del mundo.

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