❖ ECUADOR ▮ Junto a una gran mujer, hay un gran hombre  

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En el mes por la celebración a esos papás que siempre quieren darlo todo para ser cada vez mejores, Avon comparte las historias de algunos de ellos, quienes hablan sobre el amor por sus familias y la compañía incondicional que han sido para el éxito de mujeres grandiosas.

Según la investigación del psicólogo estadounidense Robert Sternberg, creador de la Teoría Triangular del Amor, este está compuesto de 3 elementos: Intimidad, pasión y compromiso. Este último elemento, el compromiso, nos lleva a analizar el amor desde otra perspectiva y es que una relación de pareja basada en el acompañamiento, la confianza y el trabajo en equipo, son los cimientos para proyectar relaciones a largo plazo.

Un ejemplo de estas relaciones, es la de María Eugenia Molina, una de las representantes independientes de Avon más exitosas en el Ecuador. 

Desde hace 26 años está casada con Nazario Ortega, un exmilitar de la Fuerza Aérea, especializado en electrónica, que cuando la vio por primera vez quedó impresionado por su energía, motivación y rebeldía. 

Su historia empieza en Latacunga, su ciudad natal. Nazario estaba abriendo una academia de electrónica y necesitaba una persona que lo ayude con la administración del lugar, fue así como la conoció y a los pocos minutos supo que ella era la persona que estaba buscando. 

El tiempo pasó y esa excelente relación laboral entre ambos dio un paso importante y decidieron formar una relación de pareja y empezar una nueva vida en Quito.

Nazario vendió su academia de electrónica a un amigo y con los recursos obtenidos fueron a buscar oportunidades en la capital, además, como la familia de María Eugenia ya estaba radicada en Quito, eso los ayudaría para el arranque de lo que sería su nueva vida. 

Decidieron invertir en un micro mercado en el sur de la ciudad, Nazario se encargaría de administrarlo y María Eugenia buscaría la forma de generar otros ingresos, fue así como llegó al negocio de la belleza por medio de la venta directa. 

Entendió de inmediato que para ser exitosa debería perfeccionar su estrategia de venta en base a las experiencias que iba teniendo, debería tener mucha paciencia y, sobre todo, un portafolio de productos de gran calidad que sus clientes puedan pagar.

Transmitió esa energía a su esposo, que al verla tan entusiasta no dudó en apoyarla y estar junto a ella en el camino que había decidido emprender. 

Ambos invirtieron dinero para poder dar crédito a sus clientes, muchos de ellos no pagaron y Nazario empezó a tener dudas, pero María Eugenia le daba la confianza de que pronto todo iba a estar bien, que todo es parte de un proceso de aprendizaje y que, además, algo muy fuerte dentro de ella le decía que siga siendo persistente. 

Él, nuevamente impulsado por ese ímpetu de su esposa, decidió volver a confiar y a partir de ese momento las cosas empezaron a avanzar. 

María Eugenia cada vez tenía más clientes que pagaban a tiempo y que se volvían fieles de los productos que compraban. Nazario para apoyar a su esposa a veces tenía que dividirse en dos, por un lado, seguía administrando el micro mercado y por otro, se ocupaba de las labores del hogar “A mí no me importaba arreglar la casa o cocinar cuando María Eugenia tenía que salir a trabajar, el servicio militar me ayudó a entender que esas labores también las podemos hacer los hombres y para serle sincero, yo cocino mejor que ella”, dice Nazario viendo a su esposa mientras ríe tiernamente.

Este trabajo en equipo basado en el compromiso y el apoyo incondicional entre ambos es lo que ha hecho que la familia Ortega Molina tenga el orgullo de tener su propia casa, una hija psicóloga de 25 años graduada en una de las mejores universidades y un hijo de 15 años, que, a su corta edad, está demostrando que va a ser un gran emprendedor y de espíritu libre como su mamá.

#InfórmateManabí 

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